NO SE VA EL FRÍO

En su ópera King Arthur, de tintes fuertemente mitológicos, Purcell se atreve a dar preeminencia al ardiente poder del amor sobre el más gélido espíritu del invierno. Cupido aborda al genio del frío y, a pesar de las reticencias de este, consigue doblegarlo, no sin antes extraerle una de las canciones más estremecedoras de la música barroca, con un precioso y turbador texto de John Dryden que tirita entre las disonancias de intervalos y las cuerdas sul ponticello que magistralmente maneja el compositor británico. La contundencia de esta «Canción del frío» ha atraído la atención de cantantes de lo más diverso (del barroco al pop), también de cineastas e incluso dramaturgos. La trágica belleza de las versiones más clásicas (por ejemplo, la auténtica joya que nos ofrecen Andreas Scholl y la Accademia Bizantina: https://youtu.be/W9wHFCXuCsg) se ha visto matizada por elegantes monstruos del espectáculo como Klaus Nomi (que ofreció esta pavorosa versión en directo poco antes de morir de SIDA: https://youtu.be/3hGpjsgquqw) o gigantes del pop como Sting (que directamente debió renunciar a abordarla, por bien de nuestros oídos y respeto a sus lares y penates: https://youtu.be/AK1XP1HzAz0). En el cine, Ariane Mnouchkine se sirve de este Purcell para ilustrar la brutal muerte de Molière por hemoptisis en una secuencia inolvidable por su cámara y su música (https://youtu.be/WzrkaHViqXw), y Michel Nyman cruza sin tapujos la sutil línea del plagio en El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante, la sádica película de Peter Greenaway (https://youtu.be/nXLRdeYFHss). Por su parte, en estos tiempos de pestes al acecho, mascarillas y anómalas normalidades, la versión semiteatral que ofrece Paris’Click, con el mismísimo Fernando Arrabal deambulando ensangrentado por el videoclip y un desencajado Jérémy Lecocq dando voz al espíritu invernal (https://youtu.be/JisbNf7_7Is), nos recuerda que tal vez el Frío no esté muy lejos de desperezarse, y no precisamente por la acción del Amor. Seguimos en pie de guerra.