El matrimonio de la singular y «pequeña» Ana Bolena (según era apodada) con Enrique VIII no duró demasiado, apenas tres años. Pronto cayó en desgracia a los ojos del despiadado Thomas Cromwell y los del propio rey, al que no lograba dar los hijos varones que este ansiaba. En un ardid de Cromwell, y mientras Enrique VIII se solazaba ya con Jane Seymour, Ana fue detenida y confinada en la Torre de Londres, acusada de adulterio, incesto con su hermano y alta traición. El decreto de su ejecución ante tan graves cargos no se hizo esperar. Se dice que Cromwell puso a la reina condenada bajo la custodia de sus damas cortesanas más aborrecidas, quienes se encargaron de privarla de todo lo que pudiera aliviar sus horas últimas. A pesar de ello, es sabido que Ana Bolena manifestó siempre especial disposición y talento hacia el baile, la música y la poesía, y reza una teoría sin confirmar que, a pesar de sus sufrimientos en la Torre previos a su decapitación, acaecida el 18 de mayo de 1536, dispuso de un laúd y pluma y papel, y con ellos compuso, tal vez, una de las canciones más misteriosas y conmovedoras de la historia de la música: Oh Death, Rock me Asleep (»Oh muerte, méceme hasta que duerma / condúceme al descanso sereno, haz que mi alma agotada e inocente / salga de mi delicado pecho...»). Habitualmente grabada por contratenor, puede escucharse una preciosa versión en la voz de la soprano Ruby Hughes, acompañada por Mime Yamahiro al cello y Jonas Nordberg al laúd (qué gran disco al completo ese Heroines of Love and Loss, sello BIS, 2017). En YouTube vemos cantar este planto final con suma emoción a la gran Anna Dennis (https://youtu.be/VK8WuxD6b2g).