LOS CINCO SENTIDOS DEL ENCIERRO

En 1630 el pintor francés Lubin Baugin pintó su única y enigmática naturaleza muerta, que llamó Los cinco sentidos. Entre tanto, tan solo diez años más tarde, nacería quien llamamos «el Señor de Sainte-Colombe», un músico dedicado por entero al estudio de la viola da gamba hasta su muerte, relativamente temprana, en su sexta década de vida. Sainte-Colombe vivió durante toda su existencia un confinamiento casi absoluto en su cabaña en mitad del bosque, alejado de las asechanzas de la corte de Luis XIV, por más que su fama con su instrumento trascendía sus modales austeros. Se dice que el fastuoso Marin Marais, quien llegó a ser su alumno tras mucho porfiar, espiaba sus composiciones oculto en los bajos de la cabaña del maestro. Con todo este material compuso Pascal Quignard una de sus novelas más hermosas —Todas las mañanas del mundo— y Alain Corneau alumbró su bellísima película homónima, de cuya factura acaba de cumplirse un cuarto de siglo y continúa viéndose tan espléndida como cuando se estrenó. En esa cinta hay varios momentos conmovedores, pero quizá uno de los máximos es aquel en que al Señor de Sainte-Colombe se le aparece su amada esposa muerta, invocada mientras toca «Les pleurs» (IV movimiento de su Tombeau Les Regrets) en un escenario idéntico al que recrea el bodegón de Baugin. Ese pasaje se puede ver en YouTube (https://youtu.be/pnriefsHKsQ), pero quien quiera hacerse con una de las bandas sonoras más hermosas de la historia del cine puede obtener en el mismo estuche la película y el disco completos: Todas las mañanas del mundo. Dirigida por Alain Corneau (con Gérard Depardieu y Jean-Pierre Marielle) y basada en la novela de Pascal Quignard. Música seleccionada e interpretada por Jordi Savall.