Como
todos los años, la cercanía del mes de agosto nos sugiere las veladas musicales
—sobre todo musicales— auspiciadas desde el veterano Festival Internacional de
Santander, que en este 2017 cumple su 66ª convocatoria. Como
todos los años, también, es obligado detenerse en el detalle de la programación
para reparar en las citas más indispensables, con independencia de que todas
las jornadas posean interés en mayor o menor medida. Vayamos por ciclos.
La jornada
oficial de inauguración, el día 5 (hay una «pre» el día 2), apuesta sobre
seguro con la BBC Philharmonic Orchestra (no confundir con la gran Sinfónica),
agrupación de amplio recorrido que ha contado con excelentes directores. En la
actualidad lleva la batuta el vitoriano Juanjo Mena, ya desde 2011, y en el FIS
se presenta con un programa de espíritu profundamente inaugural, muy familiar
para el público: la obertura de Egmont, de Beethoven, y la Sinfonía Fantástica de Berlioz; la
Rapsodia sobre un tema de Paganini completará la noche y permitirá el
lucimiento del pianista sevillano Juan Pérez Floristán, bien conocido por los
aficionados cántabros. El director Charles Dutoit, ahora en plena madurez vital
y musical, siempre concita interés, y en este caso podrá escuchársele al frente
de la versátil Royal Philharmonic Orchestra el día 14, con un programa
convencional conformado por Berlioz, Elgar y, de nuevo, Beethoven. El
Balthasar-Neumann Ensemble, con su señorial Thomas Hengelbrock al frente, ya
nos encantó el pasado año y esperamos que lo vuelva a lograr este año, el día
18, con una velada bien articulada: Schubert (Stabat Mater e Inacabada) y
Beethoven (Misa en Do Mayor). Quienes tengan curiosidad por escuchar un
Guarneri podrán hacerlo de la mano del violinista ruso Vadim Repin, que en la
noche del 22 abordará el exigente y bellísimo Concierto para violín núm. 1 de
Shostakóvich, en compañía de la Asian Youth Orchestra, que aporta uno de los
puntos «exóticos» del Festival. Otro Guarneri podrá escucharse en la atractiva jornada
de clausura: el del emotivo y gran violinista Renaud Capuçon, en un programa de
agradecer, bastante menos transitado de lo habitual (Adams y Bruch, también Brahms),
junto a la prestigiosa Cincinnati Symphony Orchestra, dirigida por Louis
Langrée.
En
lo que se refiere a ensembles y recitales, hay una cita descollante: la del día
7, a cargo de Yuja Wang y Leónidas Kavakos. La mediática pianista pekinesa y el
expresivo violinista griego —este con un Stradivarius— suman dos talentos
musicales verdaderamente irresistibles; la noche también promete ser redonda
por el precioso e intimista programa, estructurado sobre Janácek, Schubert,
Debussy y Beethoven. En diferente registro, la jornada del 29 nos ofrece otro
suculento recital, en este caso evocador de Monteverdi (cuyo aniversario ha
sido muy poco recordado por estos pagos y muy justamente celebrado en Europa),
por parte de la soprano Raquel Andueza y su ensemble La Galanía, habituales —y
maestros— del repertorio. Por su lado, el reconocido y delicioso Cuarteto
Casals nos augura una hermosa velada el día 21 con su lectura de los cuartetos
5, 10 y 15 de Beethoven, músico omnipresente en el FIS. Fuera de etiquetas, qué
duda cabe que el concierto del día 19, Las rutas de la esclavitud, compendio
de música colonial y de ecos africanos abordado por el incombustible Jordi
Savall junto a músicos de Mali, Madagascar, Marruecos, México, Brasil,
Argentina y Venezuela, aporta al Festival una nota rupturista y distintiva que
no debe soslayarse.
En
los Marcos Históricos suele estar muy cuidada la selección de intérpretes y
este año no es la excepción, aunque quizá la agenda resulte algo apretada:
desde el recital de Mariví Blasco y Juan Carlos Rivera (a base de cautivadoras
arias y cantatas del Seicento, en una recopilación que se ha publicado
recientemente en el sello Lindoro), pasando por el espléndido organista Juan de
la Rubia (qué grande su Bach, disponible en un disco imprescindible del sello
82records), la propuesta de Concerto 1700 y Aurora Peña (agrupación joven y
soprano ídem que, sin embargo, están dando ya mucho que hablar en el circuito
historicista), el repaso al barroco nórdico, francés e italiano de Dan Laurin y
Anna Paradiso, la conmemoración del V centenario del primer viaje a España de
Carlos V (lo que así enunciado parece un poco trabalenguas, aunque esconde un previsible
excelente recital de Ariel Abramovich y Giovanni Cantarini) o el repertorio de
música europea en España representado por Los Músicos de su Alteza y la siempre
grata Olalla Alemán.
Los intérpretes de Cantabria también encuentran espacio en el Festival a través de la JOSCAN (6), la Camerata Coral de la UC (16) y la Academia Música Antigua de Cantabria (en los Marcos, con un bonito programa dedicado a Boccherini).
Los intérpretes de Cantabria también encuentran espacio en el Festival a través de la JOSCAN (6), la Camerata Coral de la UC (16) y la Academia Música Antigua de Cantabria (en los Marcos, con un bonito programa dedicado a Boccherini).