El
renacido, de Alejandro González Iñárritu. 2015. Épica y colosal, la cinta
aborda la aventura biográfica real de un trampero decimonónico -Hugh Glass- en
el entorno del Salvaje Oeste (alrededores de Yellowstone), convenientemente
sazonada por Iñárritu para tornarla más extrema y espectacular. Aunque en
principio el asunto no parece demasiado fascinante (de hecho, no lo es en
absoluto), la película atrapa al espectador con una técnica impresionante, una
cámara que alcanza lo imposible y una fotografía dolorosamente hermosa; todo
ello al servicio de una trama muy sencilla en la que interesa más el cómo que
el qué. Si bien el tema esencial puede parecer la capacidad de superación
personal en condiciones límite, banalizado por una historia de venganza y unas
caracterizaciones psicológicas muy básicas, hay un trasfondo más interesante:
la perversa dualidad de una Naturaleza de indómita belleza que, ejerciendo
"lo terrible", atormenta a sus criaturas; un concepto que Terrence
Malick ya ha explorado muy bien y del que Iñárritu se muestra claro deudor en
su trabajo, incluso visualmente. El renacido es un "peliculón" en el
sentido más clásico del término, que consigue sobrecogernos y maravillarnos,
aunque ni su peripecia ni su mensaje sean perdurables. Comprometida
interpretación de Leonardo DiCaprio, que seguramente le proporcionará todos los premios
posibles. Disfrutable.
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