UN SIGLO INTROSPECTIVO


1600. Obras maestras italianas del siglo XVII. 
Obras de Gabrieli, Merula, Macque, Frescobaldi, Salvatore, Castello, Zanetti, Marini, Legrenzi, Bononcini y Dall'Abaco. 
Concerto Italiano 
Rinaldo Alessandrini, dirección 
Naïve, 2012. 67' 
Disponible en www.diverdi.com 

No son pocos los discos, los buenos discos —cómo no mencionar los registros de ensembles como el Palladian, Accademia Bizantina, Il Giardino Armonico o Echo du Danube— , dedicados a la música instrumental del Barroco, y más en especial a la música instrumental del siglo XVII. Razones hay varias, y no precisamente intrascendentes. En primer lugar, existe la natural y, si se quiere, didáctica tendencia en los músicos actuales a contraponer, con la perspicacia que solo la distancia cronológica puede aportar, la preeminencia de los fastuosos repertorios vocales a las composiciones estrictamente instrumentales —que por otra parte encontraron perfecto acomodo en unos años en que ciertas manifestaciones de la música vocal comenzaron a sufrir restricciones, en especial dentro de recintos religiosos—. Por otro lado, el paso del siglo XVI al XVII implica una serie de avances y cambios esenciales en lo musical y en lo puramente instrumental, como una cierta sofisticación de los ensembles —la estructura habitual de dos violines, alto y continuo empieza a evolucionar hacia el cuarteto de cuerdas, que además se enriquece con aportaciones de otros instrumentos: flautas, oboes, fagots...— o un perfeccionamiento de los instrumentos en sí —el violín y el clave son paradigmas de cita inevitable—; del mismo modo, la canción o la danza se difuminan en beneficio de la sonata o la sinfonía, al tiempo que cobra cada vez más fuerza el esquema del concierto. 
El Concerto Italiano, con el veterano y exigente Rinaldo Alessandrini al frente, realiza una cuidada selección de autores y obras bien representativos del 1600 italiano; aunque ciertamente no se trata de una selección de inéditos, la serie es coherente y significativa. Lo mismo en el repertorio que en la lectura prima la hondura y la introspección, y tal vez por ello resultan especialmente brillantes e intensas las piezas más lentas, mientras que las más rápidas arrastran una suerte de sombra, quizás melancolía. No deja de ser elocuente al respecto la bellísima vanitas que ilustra la portada de este registro. Un disco que, aun sin aportar nada decisivo, acaricia el oído mientras posa una dulce aflicción en el espíritu.