BachSuite en do menor BWV 997. Preludio BWV 999. Fuga BWV 1000. Preludio, Fuga y Allegro BWV 998. Ciaccona BWV 1004. Preludio BWV 1006ª. Aria BWV 1068.
Rafel Bonavita, laúd barroco
Enchiriadis, 2010. 57’ 14’’
Se encuentra en: www.diverdi.com
En general, cuando se escribe sobre cualquier disco, suele empezarse por poner al lector en antecedentes de la obra y los intérpretes, desgranar sus contenidos y, al fin, recomendarlo más o menos vivamente. He aquí que en este caso voy a empezar la casa por el tejado: este disco de Bonavita no puede faltar en ninguna discoteca que se precie; el tiempo que se tarde en adquirirlo es tiempo que se resta al goce de la felicidad.
Del maestro uruguayo Rafael Bonavita es poco lo que se pueda decir que no se sepa: se trata de unos de los intérpretes de cuerda pulsada más interesantes y estimulantes de la actualidad. Y no sólo por haberse formado con los mejores (dar los primeros y fundamentales pasos en la música antigua de la mano de Hopkinson Smith es inmejorable tarjeta de presentación), sino porque está forjando un estilo absolutamente personal, que irradia un dulcísimo calor (tal vez de casta propia, tal vez parcialmente atribuible a su encendido origen natalicio) con que contagia todo lo que toca.
El repertorio no es baladí ni reto leve: Bach, y en particular, obra para laúd y también arreglos para este instrumento. Creo que dentro de un disco excepcional como lo es este, pleno de poesía y vitalidad, debe tal vez destacarse la “libre” lectura que Bonavita se marca de la bellísima aria BWV1068 de la tercera suite orquestal del Cantor, con ornamentaciones fascinantes.
Y qué decir de la mera contemplación del espectacular laúd de trece órdenes que aparece en portada, que ya es motivo suficiente de satisfacción. Y además el precio interesante del cedé. Si hubiera que buscar un pero al disco, quizás sea el de la toma de sonido excesivamente cercana; parece que el micrófono estuviera colocado en las tripas mismas del laúd, lo que produce en ocasiones cierta reverberación. Por lo demás, un diez.
Rafel Bonavita, laúd barroco
Enchiriadis, 2010. 57’ 14’’
Se encuentra en: www.diverdi.com
En general, cuando se escribe sobre cualquier disco, suele empezarse por poner al lector en antecedentes de la obra y los intérpretes, desgranar sus contenidos y, al fin, recomendarlo más o menos vivamente. He aquí que en este caso voy a empezar la casa por el tejado: este disco de Bonavita no puede faltar en ninguna discoteca que se precie; el tiempo que se tarde en adquirirlo es tiempo que se resta al goce de la felicidad.
Del maestro uruguayo Rafael Bonavita es poco lo que se pueda decir que no se sepa: se trata de unos de los intérpretes de cuerda pulsada más interesantes y estimulantes de la actualidad. Y no sólo por haberse formado con los mejores (dar los primeros y fundamentales pasos en la música antigua de la mano de Hopkinson Smith es inmejorable tarjeta de presentación), sino porque está forjando un estilo absolutamente personal, que irradia un dulcísimo calor (tal vez de casta propia, tal vez parcialmente atribuible a su encendido origen natalicio) con que contagia todo lo que toca.
El repertorio no es baladí ni reto leve: Bach, y en particular, obra para laúd y también arreglos para este instrumento. Creo que dentro de un disco excepcional como lo es este, pleno de poesía y vitalidad, debe tal vez destacarse la “libre” lectura que Bonavita se marca de la bellísima aria BWV1068 de la tercera suite orquestal del Cantor, con ornamentaciones fascinantes.
Y qué decir de la mera contemplación del espectacular laúd de trece órdenes que aparece en portada, que ya es motivo suficiente de satisfacción. Y además el precio interesante del cedé. Si hubiera que buscar un pero al disco, quizás sea el de la toma de sonido excesivamente cercana; parece que el micrófono estuviera colocado en las tripas mismas del laúd, lo que produce en ocasiones cierta reverberación. Por lo demás, un diez.