Victoria, T. L. de: 18 Responsorios de Tinieblas.
Musica Ficta
María Eugenia Boix, Agnieszka Grzywacz, sopranos
Gabriel Díaz, Luis Badosa, altos
José Pizarro, Diego Blázquez, tenores
Luis Vicente, Bart Vandewege, bajo
Raúl Mallavibarrena, dirección
Enchiriadis, 2010. 58’www.diverdi.com
Musica Ficta
María Eugenia Boix, Agnieszka Grzywacz, sopranos
Gabriel Díaz, Luis Badosa, altos
José Pizarro, Diego Blázquez, tenores
Luis Vicente, Bart Vandewege, bajo
Raúl Mallavibarrena, dirección
Enchiriadis, 2010. 58’www.diverdi.com
A tan sólo unos meses de que se cumpla el cuarto centenario de la muerte de Tomás Luis de Victoria, llega a nuestras manos la grabación espléndida de una de las joyas de este compositor abulense, que nos legó algunas de las piezas más impresionantes del periodo renacentista.
Los ‘Responsorios de Tinieblas’ indican, ya en su propia denominación, su propósito y ámbito de ejecución: se trata de piezas adscritas a la liturgia católica, compuestas para ser ejecutadas en la Semana Santa (en particular en el Triduum Sacrum: jueves, viernes y sábado santos) y, de forma específica, en las horas primeras del día, cuando las naves eclesiásticas se hallaban aún invadidas por la tiniebla. De este modo, el carácter de lamento por la separación de alma y cuerpo se investía de un dramatismo que subrayaba lo sustancial de lo cantado.
Victoria hace un uso ejemplar del contrapunto, combina a la perfección los esbozos de homofonía con los pasajes polifónicos, traza con seguridad las líneas melódicas, introduce disonancias con maestría. El resultado es un conjunto litúrgico que sobrecoge por su temática pero, sobre todo, por su realización, en la que gravita una suerte de misterio que roza la alevosía.
La versión que nos presenta Musica Ficta (grupo que ya nos había brindado allá por 2002 un magnífico ‘Oficio de Difuntos’, también de Victoria) es, probablemente, la más conmovedora de cuantas existen en el mercado. Una interpretación desgarrada y límpida a la vez nos coloca en el centro mismo de la reflexión sobre la finitud, transformando un sentimiento estrictamente católico en mucho más: un sentimiento humano bien vigente en la contemporaneidad. Excelente dirección de Mallavibarrena, que se mueve entre la oscuridad y la inquietud con la solvencia que le aporta su extremada sensibilidad. Mención aparte merece la exquisita toma acústica, llevada a cabo en el Convento de Descalzos Viejos de Ronda. Un tesoro imprescindible.
Los ‘Responsorios de Tinieblas’ indican, ya en su propia denominación, su propósito y ámbito de ejecución: se trata de piezas adscritas a la liturgia católica, compuestas para ser ejecutadas en la Semana Santa (en particular en el Triduum Sacrum: jueves, viernes y sábado santos) y, de forma específica, en las horas primeras del día, cuando las naves eclesiásticas se hallaban aún invadidas por la tiniebla. De este modo, el carácter de lamento por la separación de alma y cuerpo se investía de un dramatismo que subrayaba lo sustancial de lo cantado.
Victoria hace un uso ejemplar del contrapunto, combina a la perfección los esbozos de homofonía con los pasajes polifónicos, traza con seguridad las líneas melódicas, introduce disonancias con maestría. El resultado es un conjunto litúrgico que sobrecoge por su temática pero, sobre todo, por su realización, en la que gravita una suerte de misterio que roza la alevosía.
La versión que nos presenta Musica Ficta (grupo que ya nos había brindado allá por 2002 un magnífico ‘Oficio de Difuntos’, también de Victoria) es, probablemente, la más conmovedora de cuantas existen en el mercado. Una interpretación desgarrada y límpida a la vez nos coloca en el centro mismo de la reflexión sobre la finitud, transformando un sentimiento estrictamente católico en mucho más: un sentimiento humano bien vigente en la contemporaneidad. Excelente dirección de Mallavibarrena, que se mueve entre la oscuridad y la inquietud con la solvencia que le aporta su extremada sensibilidad. Mención aparte merece la exquisita toma acústica, llevada a cabo en el Convento de Descalzos Viejos de Ronda. Un tesoro imprescindible.