Muriel Cantoreggi, violín
Juliane Banse, soprano
German Radio Philharmonic Orchestra
Christoph Poppen, director
ECM, 2008. 57’ 57
Distribuye: Harmonia Mundi
Desde que el año pasado hizo su aparición en el sello Harmonia Mundi la preciosa versión del oratorio Le Vin Herbé, la obra del suizo Frank Martin, un tanto mermada en lo que se refiere a número, diversidad e interés de grabaciones, estaba a la espera de un nuevo hito discográfico. Y he aquí que ECM acaba de aportar una referencia inexcusable con el registro de tres obras distantes más en tiempo (desde la SGM hasta los últimos años del compositor) que en espíritu: Polyptyque (1973), Maria-Triptychon (1968) y Passacaille (1944). Inteligente combinación. El Políptico, para violín y orquesta de cuerdas, destinado a Yehudi Menuhin, se concibe al modo medieval (inspirado en una retablo de Buoninsegna, en Siena), en seis tablas que describen los diferentes episodios de la Pasión de Cristo. La última tabla (“Imagen de la Glorificación”), lejos de aportar una visión siniestra de la Pasión, configura un movimiento radiante, pleno de optimismo y gozo. Con el Tríptico de María para soprano, violín y orquesta asistimos a una suerte de marcha fúnebre dramatizada, con pinceladas operísticas. La voz carnosa y espléndida de Juliane Banse (qué bello su “Ave Maria”) se adapta a la perfección al glorioso ascenso y dolorosa caída de la madre despojada. Por último, el Pasacalle, cuya adaptación para orquesta –la que aquí se presenta– realizó Martin casi veinte años más tarde, muestra la indeleble huella de Bach. La Pasión según Mateo del Cantor de Leipzig, y obviamente su gran Pasacalle para Órgano en do menor, se pasean por esta obra juvenil articulada a base de un ostinato de ocho compases que llegan a repetirse 28 veces (Martin ya había acudido a este recurso en In Terra Pax). Elocuente violín el de Muriel Cantoreggi y muy buena dirección de Christoph Poppen al frente de la German Radio Philharmonic Orchestra, de la que obtiene un sonido transparente. Un disco lírico en su contemporaneidad y, sin duda, sobresaliente.
Juliane Banse, soprano
German Radio Philharmonic Orchestra
Christoph Poppen, director
ECM, 2008. 57’ 57
Distribuye: Harmonia Mundi
Desde que el año pasado hizo su aparición en el sello Harmonia Mundi la preciosa versión del oratorio Le Vin Herbé, la obra del suizo Frank Martin, un tanto mermada en lo que se refiere a número, diversidad e interés de grabaciones, estaba a la espera de un nuevo hito discográfico. Y he aquí que ECM acaba de aportar una referencia inexcusable con el registro de tres obras distantes más en tiempo (desde la SGM hasta los últimos años del compositor) que en espíritu: Polyptyque (1973), Maria-Triptychon (1968) y Passacaille (1944). Inteligente combinación. El Políptico, para violín y orquesta de cuerdas, destinado a Yehudi Menuhin, se concibe al modo medieval (inspirado en una retablo de Buoninsegna, en Siena), en seis tablas que describen los diferentes episodios de la Pasión de Cristo. La última tabla (“Imagen de la Glorificación”), lejos de aportar una visión siniestra de la Pasión, configura un movimiento radiante, pleno de optimismo y gozo. Con el Tríptico de María para soprano, violín y orquesta asistimos a una suerte de marcha fúnebre dramatizada, con pinceladas operísticas. La voz carnosa y espléndida de Juliane Banse (qué bello su “Ave Maria”) se adapta a la perfección al glorioso ascenso y dolorosa caída de la madre despojada. Por último, el Pasacalle, cuya adaptación para orquesta –la que aquí se presenta– realizó Martin casi veinte años más tarde, muestra la indeleble huella de Bach. La Pasión según Mateo del Cantor de Leipzig, y obviamente su gran Pasacalle para Órgano en do menor, se pasean por esta obra juvenil articulada a base de un ostinato de ocho compases que llegan a repetirse 28 veces (Martin ya había acudido a este recurso en In Terra Pax). Elocuente violín el de Muriel Cantoreggi y muy buena dirección de Christoph Poppen al frente de la German Radio Philharmonic Orchestra, de la que obtiene un sonido transparente. Un disco lírico en su contemporaneidad y, sin duda, sobresaliente.
Comentarios