EN EL NOMBRE DE BACH

La vista del paisaje cántabro desde el Santuario de la Bien Aparecida es una postal sobrecogedora de inmensidad y belleza. Esa estampa conmovió a los músicos del ensemble Gli Incogniti, según palabras de bienvenida pronunciadas en perfecto español por la gran violinista francesa Amandine Beyer en el inicio del concierto programado en el templo de Hoz de Marrón por el Festival Internacional, dentro de los Marcos Históricos.
BWV… or notera el título asignado al concierto por Gli Incogniti a partir de una propuesta sumamente interesante: el indiscutido prestigio secular del Kantor de Leipzig ha favorecido que muchas obras se le atribuyan indebidamente –en todo o en parte– y con los años se ha descubierto ese error de atribución. En otras ocasiones hablamos de obras reescritas por el propio Bach para un instrumento distinto a partir de la audición de la pieza original de un colega o amigo. En otros casos, por último, se trata de obras que forman parte del contexto musical del propio Bach, transcritas por él sin más ambages en una época en que el concepto de “autor” estaba bastante desdibujado, o composiciones de carácter familiar en que se puede presuponer una intervención hasta cierto punto “colectiva”.
El programa comprendió en concreto la Sonata para traverso, violín y bajo continuo en Sol mayor, BWV 1038, de J.S. Bach y Carl Philipp Emanuel Bach, la Sonata para violín y bajo continuo en do menor, BWV 1024, atribuida con algunas dudas a Johann Georg Pisendel, la Sonata “Sopr'il Soggetto Reale” para traverso, violín y bajo continuo en do menor, a partir de la Musikalisches Opfer, BWV 1079, y la Sonata para viola da gamba y clavicémbalo en Re mayor, BWV 1028 de J. S. Bach. Un programa exigente y tal vez no del gusto más generalizado del público por su carácter camerístico e intimista, pero sin duda de una singularidad y hermosura más que notables.
Amandine Beyer es una violinista excelente, atenta al detalle y tendente a la perfección, algo que se percibió con absoluta claridad en el concierto de anoche, en que ejerció la dirección del ensemble con firme sutileza. Su sonido es diáfano y fresco, pero terso y emotivo al tiempo, y su arco posee una gran flexibilidad agógica. Beyer tiene la cualidad de ir más allá de la mera interpretación: cuando toca sabemos que ha estudiado el máximo y nos entrega lo mejor. Estuvo muy bien acompañada de Baldomero Barciela (viola da gamba), que además es su pareja, y Anna Fontana (clave); ambos conformaron un fantástico y cómplice continuo a lo largo de todo el concierto. El traverso napolitano Manuel Granatiero dialogó exquisitamente con la violinista, y estuvo brillante en una de las partes más impresionantes del concierto, la escritura contrapuntística de la BWV 1079. El concierto pasó en su parte final desde la enigmática e introspectiva tonalidad en do menor al radiante Re Mayor, poniendo con ello un vistoso colofón. Fueron muy de agradecer los breves pero sustanciosos comentarios con que Beyer ilustró al auditorio acerca de la temática o circunstancias concretas del concierto en un par de ocasiones. 
El público aplaudió con calor y merecimiento al ensemble, que respondió brindando una bonita propina: un peculiar arreglo realizado por los músicos sobre la Sinfonía en Si bemol Mayor de Bach.