Rinaldo Alessandrini y Concerto Italiano en la programación de verano de la UIMP. Iglesia de Santa Lucía. Jueves, 2 de julio de 2015.
En una noche desapacible y
lluviosa de un verano persistentemente ajeno en nuestra ciudad, hallamos en
cambio la calidez y el consuelo necesarios de la mano del Concerto Italiano y
su bellísimo —y ejemplar— programa monteverdiano en el marco de la siempre
exquisita programación de música antigua y barroca de la Universidad
Internacional Menéndez Pelayo, que se iniciaba precisamente este primer jueves
de julio con el veterano maestro Rinaldo Alessandrini al frente de su ya
legendaria agrupación. Toda su vida ha dedicado el italiano, con rigor
académico y al tiempo prodigiosa sensibilidad, esencialmente al ejercicio de la
música de los siglos XVI y XVII, pero sin duda nadie puede discutir que
Monteverdi ha sido su gran obsesión, y cabe decir que ha logrado cotas de
entendimiento del músico de Cremona que siguen siendo un hito referencial en la
discografía.
Con un programa que pretendía
mostrar la evolución de la prima a la seconda pratica en los inagotables
madrigales monteverdianos (libros segundo, tercero y cuarto en la primera
parte, quinto y sexto en la segunda), Alessandrini ha vuelto a demostrar en la
Iglesia de Santa Lucía que sigue en plena forma. Una dirección excepcionalmente
precisa, acompañada de un delicado bajo continuo, subrayó ese tránsito
revolucionario hacia la emoción interpretativa sin descuido de la melodía,
armonía y ritmo de una música prácticamente celestial, que había partido en sus
primeros madrigales de una menor flexibilidad de la partitura. En
ambas prácticas los seis cantantes del Concerto Italiano se mostraron en
plenitud, con voces perfectamente timbradas, colocadas y empastadas, moviendo
sus atriles para proyectar con los efectos deseados y logrando que la emoción
fuera in crescendo (ese Anima mia perdona del Quinto Libro fue glorioso), sin
olvidar el inolvidable Zefiro torna. Convirtiendo cada madrigal en un
minidrama íntimo, con apasionada entidad individual, los Concerto Italiano E
così poco a poco humedecieron nuestros corazones y dejaron en el aire balbuciendo
ese qué que bien podría trazarse con notas de Claudio Monteverdi.