ARTESANTANDER 2015: PROVOCACIÓN Y SENSIBILIDAD


Aunque nunca la jornada de inauguración es la mejor para apreciar los detalles de una feria de arte, sí que es cierto que se propicia un intercambio de pareceres enriquecedor y a la vez una puesta en común de opiniones en la que suelen salir a relucir de modo reiterado los paisajes artísticos más sobresalientes. De la convocatoria de Artesantander 2015 personalmente he obtenido una sensación más grata que en la del año anterior, con propuestas de mayor calidad  —aunque siguen encontrándose lamentables copias de trabajos ya muy vistos y galerías que deberían ser depuradas por sus paupérrimas muestras— y también mayor variedad de formatos; en particular, hay una inclinación común en casi todas las galerías a mostrar obras que ya no son pintura o fotografía o instalación o escultura, sino una fusión de técnicas que produce resultados emotivos más impactantes y novedosos. Por otra parte, cabe destacar una suerte de doble tendencia estética: la adoptada por galerías muy radicales, con formatos muy osados y obras de discurso más pasional, frente a la apuesta de otras galerías por obras más intimistas y conmovedoras, lo mismo desde formatos clásicos que apelando a materiales absolutamente novedosos. Entre las primeras podríamos destacar los vindicativos mensajes de Kepa Garraza en ATM, los agresivos colores y mensajes de Todd James o las impactantes e interesantísimas autorrevulsiones estéticas de Marina Núñez en La Gran. 


Entre las segundas, nos ha parecido un concepto especialmente sólido, coherente y de extraordinaria belleza el de Josédelafuente: el proyecto de Antonio Díaz Grande es tan especial y armónico que sería difícil desgajarlo, pues sus obras componen un todo perfecto tan frágil como indisoluble. La obra de Paco Pomet en My name's Lolita Art o la de José Ramón Ais y Raúl Domíguez en Alegría conmueven desde una singularísima sensibilidad con la originalidad y la exquisitez técnica como marcas de la casa. Desde el recuerdo se rescata la espléndida obra fotográfica de Atín Aya en Cave Canem y, así mismo, es imprescindible visitar el excelente stand dedicado a la conceptual sensualidad de Hernández Pijuan en la Galería de Rafael Pérez Hernando. En suma, obras para todos los gustos en una feria a la que en sus principios costó arrancar y calar en el público, pero que poco a poco y con los años va confirmando un itinerario más afianzado en tanto proyecto y más abierto en sus propuestas.