Con la sombra de Welles y Kurosawa (bastante menos la de Polanski) planeando sobre su película, Kurzel hace una arriesgada apuesta con un clásico dificilísimo en tono e interpretación. A pesar de ser un director relativamente joven, que cuenta con pocas películas previas en su haber, y ninguna especialmente brillante, este Macbeth se distingue por una épica dignidad que lo convierte en referencia inexcusable para cualquiera que pretenda acercarse al personaje shakespeariano en la gran pantalla. El director australiano se ha acogido a la gran baza que supone respetar el espíritu y el texto de la obra original (es una delicia, y a la vez una obligación, ver esta cinta sin doblar, para tener oportunidad de recrearse en el Early Modern English de Shakespeare), optando por unas interpretaciones de primer nivel y una ambientación contundente pero sobria, en la que solo llaman la atención algunos excesos aislados en la resolución de efectos visuales (como el recurso al rojo total en la batalla final) frente al general predominio de un discurso reflexivo e inquietante, con iluminación en grises y encuentros de armas entre la niebla, verdaderamente hermosos e impactantes. Excelente es también el rodaje en interiores, con una maravillosa fotografía y exhibición de un primoroso estudio de contextualización histórica. Actores impecables: grande Fassbender como atormentado, contradictorio y resuelto Macbeth, exquisita la pérfida y sin embargo horrorizada reina que encarna Marion Cotillard; ambos (y asimismo el resto del elenco) haciendo gala de una magnífica dicción. Si Shakespeare, por intención y también por las limitaciones naturales de su género, se recrea específicamente en el tormento de estos personajes inmersos en la tragedia del terror, la incertidumbre y la ambición, el cine -el cine de Kurzel- nos proporciona la oportunidad de situarlos en un escenario real y palpar la bruma del corazón humano a la vez que la de las húmedas tierras de Escocia.
Ficha:
http://www.imdb.com/title/tt2884018/
Tráiler: