Antonio Vivaldi:
La Porta delle Muse
Harmonie Universelle
Mónica Waisman y Florian Deuter, violines y dirección
Accent, 2012. 61'31''
Disponible en www.diverdi.com
Con una preciosa portada que recoge algunos de los portones y aldabas mas hermosos de una de las también más hermosas ciudades del mundo, nos llega una nueva grabación de conciertos de Vivaldi como homenaje a la música siempre estimulante del «cura pelirrojo» y al ambiente en que esa música vio la luz.
Harmonie Universelle
Mónica Waisman y Florian Deuter, violines y dirección
Accent, 2012. 61'31''
Disponible en www.diverdi.com
Con una preciosa portada que recoge algunos de los portones y aldabas mas hermosos de una de las también más hermosas ciudades del mundo, nos llega una nueva grabación de conciertos de Vivaldi como homenaje a la música siempre estimulante del «cura pelirrojo» y al ambiente en que esa música vio la luz.
Los músicos del ensemble Harmonie Universelle no son precisamente nuevos en el conocimiento de Vivaldi. Es casi obligado recordar una grabación previa de 2008, aparecida en el sello Eloquentia, de un doble disco verdaderamente portentoso dedicado a una docena de conciertos inéditos de juventud. Florian Deuter, ex de grupos como Musica Antiqua Köln o Les Musiciens du Louvre, y la extraordinaria Mónica Waisman, saben muy bien lo que se traen entre manos, y así lo demuestran en este registro, que constituye su presentación en Accent y que fue grabado en Colonia en 2009.
Violines dulces al tiempo que incisivos y vivaces —brillantes solos de Deuter en el RV 330 y de Waisman en el RV 246—, delicioso continuo —integrado por variadísimos instrumentos: salterio, órgano positivo, tiorba, arpa, clave, violonchelo, laúd, guitarra—, ricas texturas... son algunos de los caracteres, todos sobresalientes, de este disco de conciertos y sinfonías, que atesora en su mayoría inéditos —salvo el Concierto para dos violines RV 510— y partituras rescatadas en su versión original.
Una vez más, el inagotable Vivaldi vuelve a llamar a la puerta de nuestra atención, demostrando su capacidad de seducción y su tacto aterciopelado en tiempos en que vivimos la aspereza como seña esencial de identidad.