PESPUNTES EN EL MISTERIO

César Camarero: Vanishing Point. Duración invisible. A través del sonido de la lluvia.Rafael Gálvez, Juanjo Guillem, percusión.
Trío Arbós.
Orquesta Nacional de España.
Peter Hirsch, dirección.

Kairos, 2010. 52’44’
Se encuentra en: www.diverdi.com
La música contemporánea está de enhorabuena, gracias al impulso que viene recibiendo de la mano de sellos discográficos que últimamente parecen hallarse en plena efervescencia: Verso, Neos, el recién nacido Anemos... y, por supuesto, el austriaco Kairos, cuyo catálogo espléndido está acogiendo a los mejores de entre nuestros “jóvenes” compositores (lo de jóvenes no sé si es cierto o falso, no siquiera sé si es bueno o malo, y lo mismo cabe decir o no decir de ese apelativo de “nueva generación española”). En ese catálogo, integrado ya por nombres como el de José María Sánchez-Verdú, Mauricio Sotelo, Elena Mendoza, Héctor Parra..., a partir de un acuerdo con Fundación Caja Madrid, se añade ahora el de César Camarero, con un recopilatorio de obras orquestales y camerísticas (dos y una, respectivamente), cuya producción oscila entre 2000 y 2007.
Camarero es un compositor de transparencias, despojado de todo aquello que no sea esencial. En ese sentido, la disposición de cámara le sienta como anillo al dedo, y ya lo había demostrado con anterioridad en trabajos como Pulsión o Música para inducir el sueño. En este disco, A través del sonido de la lluvia vuelve a confirmar esta poética y límpida sensación, si bien hay que advertir que esta pieza ya se encontraba en otro cedé del sello Autor. Interesante será, en todo caso, para quien no posea el disco mencionado.
Sin embargo, la novedad realmente atractiva del registro de Kairos radica en las piezas orquestales. Vanishing Point, para dos percusionistas y orquesta, constituye un ejercicio arquitectónico sutil y contundente a la vez; la sutileza viene dada por la sensación etérea, de obra inacabada, sensación admitida por el mismo compositor; la contundencia, en cambio, viene subrayada por potentes contrastes y texturas cuya sólida estructura cobija ese inasible y seductor punto de fuga. Duración invisible, para violín, violoncello, piano y dos orquestas de cámara, refleja instantes precisos y preciosos de la naturaleza, con momentos ondulantes y trazos sinestésicos, con sencillez pero sin ligereza.
En definitiva, un disco para los amantes de la sugerencia, de la evocación, de la obra de arte pespunteada en el siempre evasivo lienzo del misterio.