DE LA MANO EL BIEN Y EL MAL

Les Violes du Ciel et de L'Enfer
Música de la Corte Francesa del Rey Sol
Accademia del Piacere
Fahmi Alqhai, viola da gamba
Rami Alqhai, viola da gamba
Miguel Rincón, tiorba y guitarra barroca
Alberto Martínez Molina, clave

Alqhai&Alqhai, 2010. 56’29’’
www.diverdi.com
El cielo y el infierno, el bien y el mal, la calma que a la tempestad precede. En la lucha de contrarios, como en el duelo natural entre lo masculino y lo femenino, radica la existencia del mundo. No podía ser menos en la música, territorio de contrastes atávicos, y los hermanos Alqhai y Alqhai (otra curiosa y sugerente dualidad, por cierto) se han encargado se han encargado de servírnoslo en bandeja.
No estoy yo muy segura de cuál sea la viola de infierno y cuál la del cielo. En principio, se entiende que al desbocado y excesivo Forqueray, joven protagonista de desmanes personales varios, defensor de la heterodoxia y de las músicas trazadas en el aire, sin sostén tradicional, le corresponderían los dominios del azufre. En cambio, Marais, ambicioso pero disciplinado, diplomático en sus relaciones, debería morar en los destinos celestiales. Y sin embargo… ¿qué hacen Fahmi y Rami (sin olvidarnos de los maravillosos Miguel y Alberto) con estas músicas, con estas personalidades tan dispares, que las envuelven en un torbellino en que el sereno placer se enciende y la voluptuosidad se ribetea de dulzura?
Este disco es un misterio, no menor que el que rodea a la propia viola de gamba como instrumento: la única capaz de reproducir “la voz humana”, el soberbio instrumento capaz de seducir a un rey con su resplandor y sus sombras. Este disco es un misterio en su mezcla de sensaciones, en su vaivén “moral” que nos descoloca, que nos hace dudar dónde el cielo, dónde el infierno: dónde el bien y dónde el mal.
Qué duda tan contemporánea, y qué bien expresada por estos hermanos –tal vez, también ellos, ángel y demonio alternativos– en su dominio absoluto de ambos registros y en su buscada e inteligente confusión. Fraseos sorprendentes, ataques sin piedad, contrastes sutiles: las violas de los Alqhai aquí lloran, aquí ríen, aquí danzan, aquí se retiran como dama recatada tras un velo, en un jardín de senderos bifurcados que se encuentran sin cesar. Cuánta intuición y cuánta sabiduría, cuánto enigma, cuánto docere y cuánto discere en esta Academia del Placer. No me extraña que este disco haya sido elegido entre los mejores de 2010. No es para menos.