GATAS SIN TEJADO

El pasado fin de semana la programación del Palacio del Palacio de Festivales de Cantabria ha retornado a sus cauces habituales en oferta y horario al ofrecer en sesión doble un nuevo montaje teatral, Gatas, obra concebida y dirigida por Manuel González Gil a partir de otro montaje previo, Porteñas, del mismo González Gil y Daniel Botti, que había cosechado un aceptable éxito en los escenarios argentinos. Lo que ha hecho aquí Manuel González es adaptar la obra anterior a las exigencias españolas en cuanto a contextualización histórica y social, transformando a las porteñas en "felinas" (según la significación castiza) y situando la acción en un Madrid que abarca desde 1909 (con los distantes sucesos de la Semana Trágica como peculiar fondo) hasta el lamentable 11 de marzo de 2004.
La obra se plantea como un singular viaje en el tiempo y el espacio, dado que ninguna de las seis protagonistas altera su aspecto ni su edad a lo largo de estos casi cien años de andadura. Del mismo modo, acontecimientos que cabe localizar en diferentes puntos de la Península (la Semana Trágica barcelonesa es, sin ir más lejos, el primer ejemplo que podría citarse) acaban confluyendo en Madrid, en una generalización que conviene al didactismo de la obra, más atenta al mensaje que al rigor en los detalles de su desarrollo.
Los seis caracteres que dibuja González Gil tienen muy claro a su autor, que los ha dibujado con trazo firme y a ratos algo grueso, con escasa independencia. Seis mujeres que, no obstante su viaje en la máquina del tiempo, no evolucionan claramente a través de las décadas, reproduciendo unos arquetipos femeninos un tanto anacrónicos y planos, anclados en una preponderante maternidad y en la distinción que otorga la “clase” por encima de la formación. No es extraño ver, entonces, a una feminista radical y liberada que el día de su boda se echa a llorar porque su novio la engaña y además no puede tener hijos, a una analfabeta que pare sin cesar o a una criada a la que, como tal, le corresponde morir en el terrible atentado de marzo.
Gatas juega, y González Gil lo sabe –él mismo se autotitula en el programa como “autor de éxito comercial”– con una serie de sentimientos de fácil calado en el espectador: la violencia de género, la muerte, el amor, la guerra civil, la pérdida, el terrorismo. Todo ello en un escenario ajeno al curso del tiempo, que es el de la casa de la más acaudalada e influyente de las gatas; una casa hospitalaria y firme, transformada en auténtico fortín que ningún revés histórico, por grave que este sea, consigue expugnar.
El montaje, en la misma línea del texto, es sencillo. La única “licencia” que se permite es una pantalla en la que se proyectan la fechas sucesivas que nos sitúan en el contexto de la acción, o bien primeras planas de periódicos con idéntica función; en la pantalla pueden verse también los tránsitos de escena, con las actrices en un simulado camerino cambiándose de traje. El trabajo interpretativo fue irregular. Cabe destacar el desparpajo de Rosario Pardo (la aristócrata Cayetana) y la entrega de Nieve de Medina (la maltratada esposa de militar). Ana Gracia (Clara, la esposa del anarquista) y Paloma Gómez (María, madre por vocación y dedicación) parecieron escasas de matices, mientras que Silvia Abascal (Alicia, la feminista) sobreactúa y no acaba de convencer. Paloma Montero (Ramona, la sirvienta) tiene un papel fugacísimo en la obra, acorde con su “intrascendente” condición social.
En definitiva, Gatas supone un entretenimiento dramático que cumple sus propósitos sin mayores pretensiones que las de emocionar y rememorar algunos episodios punteros de la Historia de España a través de la óptica de seis mujeres con ideologías y prioridades diversas.

Comentarios

Bardamu ha dicho que…
Pobrecita Silvia Abascal. Nunca la he visto en teatro -exacto, no vi la obra-, pero siempre pensé que era buena actriz. En fin.
¿Es cierto que viene de una obra argentina sobre mujeres de Buenos Aires?

-Está bien esto de que haya blogs de teatro en lugar de tanto cine, música y neuras de todo tipo- ;)
Anónimo ha dicho que…
En realidad este blog estaba orientado no sólo al teatro, pero finalmente ha quedado prácticamente en eso... aunque en época de festivales de música también cuelgo críticas ad hoc.
Sí, Gatas toma como referente Porteñas, del mismo autor. Como por allí la fórmula funcionó, hace doblete en España. La obra es flojita, y las actrices están mal, todas, aunque unas menos que otras.
Besos.